Mi cara de idiota al verla marchar me delata. Estoy completamente enamorado de esa mujer. Ha invadido uno a uno mis sentidos y ahí está reinando mis pensamientos, mi sentir, mi corazón... -Sí que te trae loco tu publicista.- Bromea Casilda y ríe. –Tienes una cara de idiota enamorado, que vergüenza ajena da.- Dice y se da la media vuelta obligándome a cerrar la puerta y seguirla hasta la cocina. -¡¿Por qué eres así?!¿No puedes verme feliz?- Le pregunto entre risas y tomo asiento en uno de los taburetes que hay en la cocina frente a la encimera alta y ella sirve café. -Claro que puedo verte feliz.- Replica y voltea para verme –Pero, hermanito... quiero recordarte algo.- Dice de manera misteriosa y me da la taza con café. Tomo un sorbo -¿Qué cosa?- Pregunto y dejo la tasa sobre la encimer