Los carruajes de mis primas y tíos ya fueron detenidos, por ruedas dañadas, caballos enfermos, vagabundos tirados en la calle, personas aglomeradas o simplemente porque los caballos no quieren moverse.
Respiro profundamente.
Alexis toma mi mano, los dos estamos sentados uno frente al otro para mirar por las ventanas de cristal hacia los escalones del templo.
Faltan pocos minutos.
Puedo verla, es mi prima, bajando del carruaje dorado del templo y acompañada de uno de los obispos, no distingo desde aquí cuál de todo es, pero no importa, ella camina con un vestido blanco, sube lentamente, el obispo Mine baja a apresurarla y rápidamente llega al templo.
Falta poco.
La Santa camina por el pasillo con una vela en las manos, llega al altar, se pone de rodillas y reza, ya debería comenzar, ¿
