Al día siguiente, tal y como se lo prometí a Selene le pedí a la recepcionista del hotel que cuando se desocupara una habitación la reservará de inmediato a mi nombre y la cargara a mi tarjeta que le había entregado.
Pero pasaron los dos días y recibí una llamada informándome que la casa estaba lista. Así que de inmediato alquilé un auto deportivo y nos dirigimos hacia la casa que estaba fuera de los suburbios. Era una casa lo suficientemente grande ya que mis padres la habían comprado para no quedarnos en hoteles cuando estuviéramos aquí, pero por alguna "extraña razón nadie les avisó a don Joel y a su esposa que yo vendría aquí.
Las últimas veces que vine aquí me la pasé muy bien acompañado todas las noches con las asistentes anteriores, pero esta vez sería distinto, porque Selene no e
