Eso era suficiente para mí, me di vuelta y la besé fuerte en esa linda boca suya. El beso fue tan brusco, que sus espaldas pego contra la pared, pero no era suficiente, necesitaba más enganche una mano debajo de su rodilla levantando su pierna para que la enrollara en mi cadera. Ella hizo lo mismo con su otra pierna y ahora embestí la enorme erección en mis pantalones contra su coño. — Joder — gruñí en su boca. — Max… Dios, te necesito tanto — gimió. Yo le daría todo lo que necesitara y estaba seguro que ahora mismo necesitaba a mi polla. Ella me amaba, lo había dicho y yo iba a volverme jodidamente loco si no reclamaba lo que era mío ahora mismo. — Te voy a follar, Olivia — susurré en su oído, con mi voz demasiado ronca por la excitación. Mordí el lóbulo de su oreja, robándole ot

