–Tendrás que firmar un contrato, ¿Eso no te molesta o si? – preguntó William con cautela,
–No, lo firmaré cuando lo tenga listo – dijo Diana y se puso de pie, –No olvide la reunión de las doce, en la sala de juntas–
–Muy bien– dijo William y miró el tentador trasero de Diana salir de su oficina, esto sin duda era lo más extraño que le había pasado en sus 35 años de vida, y al mismo tiempo era lo más excitante,
‘¿No estaré siendo un idiota? ‘ se preguntó a si mismo, llamó a Dexter su abogado y amigo, y le pidió que hiciera un contrato que él mismo le redactó,
–Tráelo a mi oficina cuando lo tengas listo – ordenó William y colgó su teléfono, ahora sólo tenía que ignorar a Diana y después podría hacer con ella lo que quisiera sin compromisos, ó, dársela lo antes posible y deshacerse de
