ANDRA A los dos meses y medio de que hubiera sido nuestra boda, empecé a sentirme mal, fatal. Para empezar porque no me bajó la regla, y para seguir, porque tenía náuseas y un dolor en los pechos que me molestaba a rabiar. No se lo comenté a Jax en ningún momento, estaba más o menos segura de lo que me pasaba y quería que todo fuera como la primera vez: Nora en casa con tres pruebas de embarazo y si daban positivo comunicárselo a él. Sabía las ganas que tenía de tener otro bebé, una niña esta vez, y no quería hacerle ilusiones si luego era todo síntomas de otra cosa. No fue así. Para nada. Estaba tumbada en la cama, recién despierta con Jax todavía durmiendo a mi lado. Su enorme cuerpo medio desnudo se enredaba con las sábanas y era lo más jodidamente sexy que había visto en mi vida.
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