Capítulo 6

2528 Palabras
Empujo a Luzbel esquivando a Dixon que me ve confundido, al doblar en un pasillo suelto un enorme suspiro mientras me recargo en los casilleros. Ya no hay nadie deambulando por los pasillo, todos se fueron a sus respectivos salón, lo agradezco internamente. —¿Por qué me cambiaste el nombre? —pregunta molesto —¿Luciano, en serio? Qué clase de horrible nombre es ese —suelto una pequeña risa —Si me ibas a poner un nombre tan feo hubieras escogido Luzbel que es lo mismo que Lucifer. —Creí que te daba igual el nombre que usara. —¡Pero no me refería a ese horrible nombre! —bufa molesto. —Pues ni modo, de ahora en adelante serás Luciano —oculto la sonrisa cuando me voltea a ver molesto —Ve a dirección y haz que te admitan en los mismos salones que a mí. Le tiendo mi horario, lo agarra de mala manera haciéndome reír. —Luciano, que clase de horrible y pésimo nombre es ese —se aleja de mi refunfuñando como un niño pequeño —Yo ni siquiera quería venir a este lugar —no puedo evitar reír. Es una suerte que todos ya estén en clases y no me hayan visto reír sola. Sonrío al recordar como obligue a Lucifer a venir conmigo al instituto. —¿Por qué tengo que ir al instituto contigo? —murmura tendido en mi cama. —Ya te lo expliqué, tienes la facilidad de meterte en problemas y no conoces la ciudad, podrías perderte o yo que se —alzo la vista de mi libreta para verlo —Ya está decidido iras conmigo mañana. —Soy el diablo, no tengo porque ir al maldito instituto, ni siquiera sé que es un instituto. —¿Lo dices en serio? —pregunto asombrada, asiente —Es la escuela lucifer, ahí aprendes cosas para poder entrar a la universidad y tener un excelente trabajo para no morirte de hambre. —Soy inmortal, ni siquiera necesito comer —dice, despreocupado —No tengo porque preocuparme de eso, no necesito ir a la universidad ni al instituto. Es un maldito inteligente, pero no dejare que vea que tiene la razón. Siempre debo tener la última palabra y esta vez no será la excepción. Pasa un tiempo cuando vuelve a salir de la oficina. Observo su horario, es igual que el mío así que ponemos en marcha a nuestro salón. Cuando estamos a punto de llegar al salón lo tomo de la mano deteniéndolo, me mira enarcando una ceja. —Tranquila mujer, apenas voy llegando y ya me estas reclamando como tu propiedad —niega con la cabeza —Muy mal Mackenzie, ¿Dónde dejaste eso de compartir? —¿De qué carajos estás hablando? —pregunto confundida —¿A caso te fumaste algo y no me di cuenta? —con su mano libre señala mi mano sujetando la suya Si para idiota no se estudia y él ya me lo ha dejado claro. Sacudo la cabeza. —Dejaremos algunas cosas claras ¿De acuerdo? —asiente con la cabeza —Uno: no dirás que te llamas Lucifer y que eres el rey del inframundo —abre su boca para quejarse, pongo mi mano delante de su cara formando un dos —Dos: no mostrarás tus alas ni nada de eso. De ahora en adelante serás un chico normal ¿De acuerdo? —asiente a regañadientes —Bien, ahora entremos. Suelto su mano en el momento en que retomamos la caminata al salón, toco la puerta esperando, no tarda en abrirse dando paso a la maestra, nos dedica o, mejor dicho, me dedica una mirada molesta antes de revisar la hora en su reloj. —Lleva diez minutos de retraso, Stone —se cruza de brazos, como la odio. —Acompañe a mi amigo por su horario, es nuevo, se acaba de transferir a esta escuela y no quería que se perdiera entre tantos salones —la mirada de la maestra se dirige a Lucifer, cambiando radicalmente a una sonrisa llena de coquetería. ¿En serio le está coqueteando a un alumno? Pésima escuela. Se hace a un lado dejándonos pasar, me abro paso entre los lugares sentándome a lado de Dixon, me mira esperando una explicación. Volteo al frente topándome con la mirada de lucifer que aún se encuentra de pie en la puerta sin saber que hacer, solo está ahí parado como si fuera una estatua. Le hago una seña para que entre y tome asiento en uno de los lugares vacíos. La maestra se acerca a él sujetándolo del brazo. —Porque no te presentas —le hace una seña para que camine enfrente de toda la clase, a paso lento lo hace —Dinos tu nombre. —Me llamo Luci... —se calla, le lanzo una mirada alarmada mientras niego con la cabeza. Se aclara la garganta —Me llamo Luzbel. Golpeo mi frente con la palma de mi mano y al estar todo el salón en silencio ocasiono que todos volteen a verme, les dedicó una mirada sonrisa apenada. Dirijo mi mirada Luzbel que me está viendo con una sonrisa burlona. —¿Luzbel? —cuestiona la señorita Richards confundida —Nunca había escuchado ese nombre. Y dinos, Luzbel ¿De dónde vienes? Mi corazón late tan rápido que a este paso podría salirse de mi pecho, no entiendo porque estoy tan nerviosa. No quiero que diga algo que no es y luego lo tachen de rarito. —De un lugar muy lejos de aquí, no creo que lo quieran visitar, hace mucho calor ahí —contesta serio —Aunque si me lo preguntan, algunos de ustedes lo irán a visitar pronto y yo los recibiré con los brazos abierto —una sonrisa escalofriante se apodera de su cara. Al parecer todos lo notan porque están igual de pasmados que yo. La maestra se aclara la garganta indicándole que tome asiento, retomamos la clase. Luzbel toma asiento unas mesas más adelante. Voltea a verme con una sonrisa mientras alza el pulgar, lo miro molesta mientras paso mi pulgar por el cuello haciendo que su sonrisa se borre y su ceño se frunza levemente. Las clases transcurren con normalidad, en todas mis clases me senté junto a Dixon mientras que Luzbel tomaba asiento con cualquier mujer que le hiciera un lugar. El timbre suena, recogemos nuestras cosas para dirigirnos a cafetería. Al llegar visualizo a mis amigas en una mesa, nos dirigimos a ellas después de recoger nuestra comida, Luzbel nos sigue desde atrás viendo todo con tanta atención como si esto fuera nuevo para él, lo cual se me hace algo raro. Me hago una nota mental para preguntarle más tarde que es lo que le sucede. —Así que es cierto —comenta Valerie —El nuevo de intercambio llego contigo. —¿Cómo te llamas? —pregunta Anne. —Luciano —responde Dixon por él. Suelto una pequeña risa, siento la mirada molesta de luzbel en mi antes de dirigírsela a Dix. —Me llamo Luzbel —sonríe —Es un gusto bellas damas —Valerie y Anne se sonrojan, volteo los ojos —¿En dónde vivías antes de venir aquí, Luzbel? Volteo para ver el perfil de Lucifer mientras tomo de mi bebida, he de admitir que tiene un buen perfil, aunque eso es obvio, fue creado como un ser perfecto y vaya que lo es. Puedo vislumbrar un atisbo de sonrisa. —En el infierno, por supuesto —escupo mi gaseosa en su cara, empiezo a toser Realmente no puedo creer que haya dicho eso, se supone que no podíamos mencionar nada referente a eso, lo prometió. Escucho la risa de Dixon aun lado de mí, no puedo evitar sonrojarme. —Qué asco, Mack —chilla Anne —Como se te ocurre hacer eso. —Yo lo siento, no quise hacerlo. Tomo varias servilletas y con mis manos temblorosas por la vergüenza empiezo a pasarlas por todo el rostro de Luzbel que me mira más que molesto. Por dios, si las miradas mataran ya estaría a tres metros bajo tierra, que digo tres metros bajo tierra, en el mismísimo infierno limpiando su baño. Espera, ¿Luzbel hace del baño? Porque está bien que sea el diablo, pero supongo que también debe de tener sus necesidades como cualquier persona, aunque, si no come supongo que no tiene nada que desechar y por eso nunca ha ido al baño, pero tal vez como aquí sí ha comido puede que ahora si le surja esa necesidad ¿No? Alguien carraspea, no me di cuenta cuando mis manos dejaron de moverse y solo me dediqué a observarlo fijamente. Toma mis manos entre las suyas para retirarlas de su cara. Me dedica una mirada amenazadora antes de ponerse de pie y salir del lugar más que molesto. —Creo que te has pasado un poco, Mack —dice Val rompiendo el silencio. —No fue mi intención hacerlo. —¿Y de dónde lo conoces? —Es el hijo de una amiga de mi mamá —respondo como si fuera lo mas normal —Se está quedando en mi casa por eso del intercambio. Todos asientes al recibir la información que necesitaban, nos disponemos a comer mientras hablamos de como estuvieron nuestros primeros días. Las clases transcurren con normalidad, no volví a ver a luzbel en lo que resta de las clases y no sé si se salió de la escuela o simplemente está vagando por ella. Aunque supongo que, si no conoce la ciudad y no tiene a donde ir, lo más probable es que se pierda. *** Las clases han terminado hace dos malditas horas. Decidí quedarme en el instituto por si a alguien se le ocurría aparecer, pero no, ya han pasado dos horas y no veo rastro del tipejo que se hace llamar Lucifer. Mi paciencia está empezando a desaparecer conforme pasa el tiempo, no entiendo por qué estoy preocupada por él, lo más seguro es que sepa cuidarse solo y si no es así quien lo manda a salir. Tomo mi mochila y me levanto de la banqueta dispuesta a irme cuando un ruido en un arbusto hace que me sobresalte, volteo a todos lados comprobando que no haya nadie. Retomo mi camino y de nuevo otro ruido hace que me detenga en seco, giro mi cabeza, pero de nuevo no hay nadie. De acuerdo, esto nos normal. —Si eres un ladrón pierdes el tiempo, no tengo nada de valor así que déjame en paz —silencio absoluto —Además de que fui a clases de karate y no sabes a quien te estas enfrentando. Solo fui a una clase, que digo una clase, solo estuve media hora ahí antes de tomar mis cosas he irme, pero esto no tiene que saberlo el ladrón ¿Verdad? Me quedo unos minutos analizando todo a mi alrededor, suelto un suspiro Estas exagerando, no seas paranoica, no hay ningún ladrón Me digo a mí misma tratando de convencerme de que lo que digo es verdad. Tomo mi teléfono marcando el 911 por si las dudas. Un escalofrió recorre mi espalda, de reojo volteo, pero no veo a nadie, camino un poco más rápido. Otro ruido más cerca y yo apresuro más el paso. Una vez más, empiezo a trotar. Otro más, acelero mi trote. Escucho un ruido un tanto más cerca... Corre perra corre Y como si mi vida dependiera de ello me pongo a correr como alma que lleva el diablo, el aire empieza a faltarme conforme pasan los minutos, pero aun así no me detengo. No te lo pondré tan fácil ladrón, si me desmayo te desmayas conmigo. Un brazo me jala justo en el momento en el escucho el claxon de un auto pasando a toda velocidad delante de mí. ¿Casi muero atropellada? En mi segundo día de clases. Este día no puede ir de mal en peor. —¡En que carajos estabas pensando, Mackenzie! —gritan —¡Es que acaso no te enseñaron a fijarte a los lados cuando vas a cruzar la calle! —Yo-yo no había visto el ca-carro —tartamudeo. —¡Pues claro que no, venias corriendo como loca! Salgo de mi trance, veo a Luzbel molesta ¿Y a este tipo que le pasa? No tiene derecho a estarme gritando, todo esto es su culpa. —¡No me grites! —me suelto de su agarre —¡Todo esto es tu maldita culpa! —bramo furiosa. —¿Mi culpa? —me mira incrédulo, asiento —Ahora resulta que es mi culpa el que hayas estado corriendo como cabra loca y que casi te atropellen. —¡Si no te hubieras ido esto no hubiera pasado, Luzbel! —¡Deja de gritarme! —¡Tu dejas de gritarme! ¡Todo es tu culpa! —¡Te acabo de salvar la vida Mackenzie! Me quedo callada, tiene razón, acaba de salvarme la vida y aquí estoy yo gritándole como loca. Tomo una bocanada de aire para intentar relajarme. No puedo culparlo de algo que no es su culpa. —Tienes razón —digo un poco más calmada —Mucha gracias por no dejar que terminara como mierda recién pisada. —No te molestes con los agradecimiento, con una reverencia me basta —sonríe, lo miro molesta, alza sus manos —O ese agradecimiento también está bien. —¿Por qué te fuiste? —pregunto mientras retomo el paso. —¿Por qué venias corriendo? —contraataca. —No me respondas con otra pregunta —suelta una pequeña risa Que linda risa ¿Qué? No, no puedes pensar esas cosas. Se queda en silencio unos segundos antes de responder. —Bien, no sé si lo sepas o alguien te lo haya contado, pero resulta que un humano escupió toda su bebida en mi cara. Me sonrojo ante la vergüenza, soy un imán de problemas y tragedias. En serio fue muy asqueroso el hecho de haberle escupido y más porque ni siquiera intente solucionarlo por quedarme pensando si él iba al baño. —Yo lo siento —murmuro apenada —No fue mi intención hacerlo. Asiente, seguimos caminando en silencio. No puedo dejar de estar alerta ante cualquier ruido. Después de un momento Luzbel decide romper el silencio en el cual nos habíamos sumergido. —Me dirás ahora por qué venias corriendo como loca Me quedo dudando unos minutos en si decirle o no. No creo que tenga importancia el decirle. Probablemente y si tenga razón y solo imagine el que me estaban persiguiendo. Aunque el miedo que sentí en ese momento me inundo tan fuerte que se sintió que realmente alguien me estaba siguiendo, todo se sintió muy real, además de que aun albergo ese presentimiento de que alguien me está observando, pero es extraño porque no hay nadie a mi alrededor más que luzbel y él parece no sentirse como yo. —No es nada —decido cortar la conversación. Me dedica una mirada desconfiada, sé que no me cree y aun así agradezco el que no pregunte más.
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