Capítulo Ocho
Todas sonreían con orgullo y portaban sus armas mientras yo tenia miedo de disparar sin querer y matar a alguien. Cloe parecía estar en su ambiente con un juego de cuchillos en mano ya que hacia pequeños trucos con uno de ellos mientras caminábamos por los pasillos. Tobby va de última para protegernos en caso de accidente. Caitlyn nos guía al frente mientras lleva su arma cargada y lista para disparar. Deben ser aproximadamente las dos de la madrugada.
Se escuchan pasos acercarse a nosotros. Caitlyn levanta su arma y nos da una mirada rápida.
–Del uno al diez, que tan capaz eres de clavar un cuchillo en el blanco, niña?– pregunta a Cloe.
–Once– responde ella confiada.
–Pues prepárate, su cabeza es el blanco.
No planteará matarlo de verdad... ¿o si?
Cloe toma la punta del cuchillo y lo levanta hasta un poco mas arriba de su propia cabeza. Unos segundos después, uno de los gorilas que estaba con ella el día que la conocí aparece frente a nosotras.
En un abrir y cerrar de ojos el hombre estaba tirado en el suelo y un charco de sangre se empezaba a formar. Cloe le dio justo en el centro de la cara.
–Estas loca?– exclamo en un susurro.
–Necesitaba que fuera silenciosa– Caitlyn se encoje de hombros y pasa junto al c*****r restándole importancia.
Cloe la sigue pero se detiene a sacar el cuchillo de nuestro amigo empalado, al sacarlo ríe y niega como si no pudiera creer que eso ocurrió.
Tobby observa la escena y susurra –Se lo merece.
Continuamos caminando por los pasillos en silencio, soy la única a la que parece no agradarle esta situación. Para empeorar todo, las luces se apagan y no logramos ver nada.
–Oh no...– es la voz de Tobby.
–No importa, podemos continuar– ahora Caitlyn.
El sonido de sus pasos es nuestra señal para avanzar.
–Teníamos que traer linternas.
–Les sirve el fuego?– pregunta Cloe.
De la nada, un pequeño hilo de fuego se forma por el pasillo, iluminando un poco.
Nadie se queja por la ayuda de la niña y seguimos el camino. Llegamos al centro dónde todos los pasillos conectan, hay entradas a nuevos lugares conectados a la gran zona circular.
–Si seguimos el pasiqllo de la derecha daremos con la salida al exterior– informa Caitlyn.
Cloe y yo la observamos y luego a los diez pasillos que están a la derecha.
–Sí claro, porque se exactamente cual de los ochenta es el que da al exterior– comenta sarcásticamente Cloe.
–Solo... Vamos.
Nos disponemos a avanzar pero paramos en seco al encenderse todas las luces de nuevo. Tobby observa a Caitlyn y ambas maldicen en voz baja. Creo que es evidente lo que ocurre, unos cuarenta hombres armados nos rodean. Todos ellos nos apuntan.
–Suelten las armas– Ordena una de los hombres.
Tenemos dos opciones, atacar o que nos ataquen. Cualquiera de las dos puede salir muy mal.
–Caitlyn no me hagas disparar– amenaza la misma persona.
–No serías capaz– Tobby lo reta.
Él ríe y dispara al suelo, a unos centímetros de nosotras.
–Haces eso otra vez y todo esto se vuelve cenizas– ahora es Cloe quien amenaza.
Sé cómo acabará esto, y para ser sincera, no quiero ver más sangre por hoy.
_Caitlyn, seamos civilizados y bajen las armas. Dejaremos que tú y Tobías se vayan si nos entregan a los experimentos– él intenta negociar.
–Mientes, las mataras– Cloe leyó su mente.
–Quizá, de hecho lo haré ahora.
Él dispara en dirección a Caitlyn. No sé en qué momento ni como lo logré, pero estoy frente a Caitlyn y la bala esta entre mis dedos.
–Pero mira qué sorpresa! Los poderes del prototipo defectuoso no son un mito- bromea el hombre.
–El próximo que dispare morirá– advierto.
No sé de dónde salió el valor para hablarle y amenazarlos, pero una parte de mí reaccionó al peligro mejor de lo que esperaba.
–Les ganamos en número– dice él con orgullo.
Una guerra de miradas empieza entre ambos grupos. De pronto uno de los hombres que estaba junto al que habló empezó a agonizar.
Parecía estar sufriendo, gritaba de dolor a la vez que sostenía su cabeza haciendo demasiada presión.
–Que le están haciendo?!– el otro hombre ahora se veía asustado.
Todos estábamos asombrados... Menos Cloe. Ella observaba al hombre justo a los ojos, es ella quien le está haciendo esto.
–Cloe, suficiente– intento detenerla.
–No.
–Cloe, por favor. Detente.
–No.
–Esto no está bien.
–Él desea matarte.
El hombre agonizante lleva la punta de su arma hasta su cabeza.
–Cloe para! No quiero que hagas esto! Lily tampoco quisiera esto...
A penas escucha mis palabras se detiene. Sé que di un golpe bajo pero era la única forma de detenerla.
–Que le hiciste?!– pregunta el otro hombre.
–Le hice creer que se estaba quemando vivo– responde sin importancia.
–Dijiste que yo no hacías eso...– susurro.
–Ahora...– El hombre da la orden y todos obedecen al empezar a disparar. Este era su plan, atacar cuando menos lo esperáramos.
Un muro de fuego se crea entre nosotras y los hombres. Los disparos se detienen.
–No podré mantener el muro por demasiado tiempo! Piensen en algo.
Las tres observamos a Cloe, sus ojos se ven más rojos de lo normal.
–Rubia, prepárate– habla Caitlyn en dirección a Tobby –Y ustedes...– nos observa –Sean los monstruos que ellos desean conocer.
Las cuatro nos preparamos y esperamos a que Cloe baje el muro.
–Espera– Tobby la detiene. Saca un cuchillo de su bolsillo y me lo entrega –Lo vas a necesitar.
El muro cae y todos vuelven a subir sus armas. Tobby y Caitlyn comienzan a disparar, sinceramente tienen bastante puntería. Cloe ataca con fuego, los gritos de dolor que sus víctimas generan son ensordecedores.
Detengo las balas pero no tengo el valor de contraatacar. Uno de los hombres se acerca con la intención de noquearme con su arma. Tomo la ametralladora con ambas manos y la giro, ahora el arma esta apuntando a la yugular del hombre. Disparo.
Sangre... Cuerpos sin vida... Armas... Muerte... Otra vez no, no puedo volver a ser una asesina, no puedo.
–Haylee!– salgo del trance cuando escuchó a Cloe gritar mi nombre – reacciona!
Observo a mi alrededor, el fuego de Cloe está quemando todo a su paso, aún hay hombres con vida y los pasillos están en llamas.
–Como vamos a salir?– pregunta Tobby.
–Tengo una idea...– la voz de Cloe sale casi en un susurro.
Las tres la observamos esperando a que hable.
–Puedo abrir paso hasta la puerta si llevo el fuego hasta los lado del pasillo.
–Bien, hazlo– ordena Caitlyn.
Corremos hasta el pasillo, Tobby dispara a quienes intentar atacarnos.
–Es este– informa Caitlyn.
Cloe observa el fuego y como por arte de magia se abre un camino y el fuego se queda en las paredes. Corremos por el hasta que noto algo. Giro y observo a Cloe.
–Vamos!
–Haylee, solo puedo manipular el fuego cuando no lo estoy viendo... Si paso, el camino se cerraría y las cuatro moriremos.
–Que estás diciendo?
–Me tengo que quedar aquí.
El nudo que siento en la garganta se va agrandando cada vez más.
–No te puedes quedar. No eres ignífuga, te quemarás o te mataran apenas vuelvas.
–Haylee, vete.
–No.
–No me hagas controlar tu mente. Sal de aquí, Haristhor.
–Le juraste a mi padre que me ibas a proteger!
–En ningún momento le jure sobrevivir en el proceso.
–No me iré sin ti!
–Entonces no me dejas alternativa.
Cloe me mira directo a los ojos y mi cuerpo parece actuar solo, camino hasta la puerta dejando a la pequeña pelinegra atrás. Tobby y Caitlyn están del otro.
Al salir, todo control desaparece y observo a Cloe. Las llamas empiezan a cubrir a Cloe y pierdo la vista de ella. La puerta se cierra por el viento.
El frío del invierno golpea mi cuerpo y las lágrimas comienzan a salir.
Cloe... Murió... Por mí.