Leandro entró a otro salón, en éste se encontraba una gran mesa con sillas alrededor, en la cabecera era el lugar de Leandro, esta se encontraba un poco retirada de los demás. Era la parte más oscura del lugar, especial para que nadie pudiese reconocerlo. Era una costumbre que cada mafioso tuviera una lámpara a su lado. Los demás mafiosos se encontraban en otro salón aguardando la llegada de él. Uno de los hombres fue a informar que "El demonio italiano" los esperaba. Los hombres entraron al salón, encendieron sus lamparas, como era costumbre, El Rey de la Mafia, jamás encendía la suya y él que intentaba alumbrar hacia allí moría. Pero sin saber quien era, ya que la máscara no dejaba ver su rostro. De alguna manera le temían, más algunos era simple respeto hacia él. Evitaron observa