Narra Leandro Era consciente de que era un completo imbécil. Recordaba muy bien aquel día en el despacho cuando le dije que era mentira que me gustaba. Una parte de lo que dije era actuación, pero ¡carajos! De verdad que ella me gustaba. Pero había algo que debía recordar y eso era que ella estaba aquí por un simple capricho. No podía permitir que llegara a algo más. Además ella se la estaba dando de importante, y eso es algo que no voy a permitir. No dejaría por nada del mundo que creyera que me tenga a sus pies. Ella estaba consumiendo mi paz mental. Tenía que sacarla de mi mente porque si no terminaría volviéndome loco. Con ese ideal había traído a varias mujeres a casa esta semana. Mi intención nunca fue dañarla o hacerla sentir menos. Ella no había dicho nada pero en su