Leandro había salido muy contento de aquella habitación, se dirigió hacia donde se encontraba Anna quién estaba de pie esperando por él. Caminó con rapidez hacia ella y la abrazó. —Ella despertó y se encuentra bien, princesa —dijo alegremente. —¡Oh, mi amor! Me alegra oír esa noticia —contestó ella con alegría. —Gracias, princesa —ella lo observó sin comprender —por estar aquí conmigo. Te amo —No tienes por qué agradecer, con las personas que amas se están en las buenas y en las malas. Porque tu sufrimiento es mi sufrimiento y tu felicidad también es mi felicidad, mi amor. Él al escuchar decir aquello la besó con amor. —¿He escuchado bien? ¿mi hija, está bien? —dijo Giorgia interrumpiendo aquel momento. La pareja se separó, Anna se sonrojó por la pena que le daba saber que to