Capítulo 6

414 Palabras
Narra Anna Abrí mis ojos recuperando mi conciencia, sentí mi cabeza doler como si me ensartaran miles de agujas en ella. Miré confundida a mi alrededor, me encontraba sobre un mullido colchón, a mi cabeza vinieron los recuerdos de lo ocurrido en el parque, mi cuerpo se puso en alerta y lleno de pánico. La estancia dónde me encontraba estaba oscura, quise mover mis manos pero estas estaban atadas.  ¡Dios mío! ¿Qué me irán hacer? ¿Me violaran o, ya lo habrán hecho? ¿Me prostituirán? ¿Me matarán y venderán mis órganos en el mercado n***o?  Me encontraba horrorizada con los pensamientos que venían a mi cabeza. Sin poder hacer nada más me lancé a llorar hasta volver a perder la conciencia. Desperté al oír el sonido de la puerta al abrirse, levanté la vista y divisé una silueta masculina que me observaba desde la oscuridad. Ahogué un jadeo del miedo que ha provocado.  Él encendió la luz cegando mi vista provocando que cerrase los ojos por unos cuantos segundos para volverlos abrir y acostumbrarme a la claridad.  Miré en dirección dónde había visto la silueta y me sorprendí al ver al hombre con quien  choqué un día que iba hacia el instituto y que había visto por segunda vez  en el restaurante. El pánico se apoderaba cada vez más de mi ser.  —¿Q-quién eres?— pregunté tartamudeando  —Yo soy "El Rey de la Mafia" o como todos me conocen " El Demonio Italiano". —¿Qué quieres de mí?— pregunté con la voz entrecortada. —Te quiero a ti como mi mujer, desde ahora tú me perteneces.  Sabía que desde hoy mi vida cambiaría, que jamás volvería a ser lo mismo. Presentía que con él las cosas cambiarían. —Yo no le pertenezco a nadie —dije en un arranque de valor.  —Claro que si, desde hoy eres de mi propiedad —dijo él burlón  —No soy ningún objeto o algún bien para que digas que soy de tu propiedad.  —Eres mía, princesa. Te guste o no. —Podrás tener mi cuerpo pero jamás poseerás mi amor o mi cariño. —¿Quién dijo que yo quería tú amor? Simplemente eso no me interesa, además no creo en ello. —Estas loco —musité  —Por ti, princesa. Por ti —dijo con una sonrisa espeluznante en su rostro. Se dio la vuelta y se marchó de la habitación apagando la luz y la puerta al salir.  Solté un grito fúrico, estaba harta que la gente me pisoteara cada vez que se les daba la gana. De que me utilizaran cada vez que se les antojaran.  En el fondo de mi ser sabía que este sólo sería el comienzo de mi propio infierno.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR