- ¿Celos? ¿De quién? – pregunto sorprendida y me vuelvo a verlo – en esa casa no hay ningún hombre que sea una amenaza para ti. - Por supuesto que sí lo hay – dice acercándose a mí – Hunter - ¿Estás loco? – pregunto enojada – Hunter me ve como a su hermanita por Dios. - No te has dado cuenta ¿verdad? - Darme cuenta ¿de qué? – pregunto - Como te mira, como te abraza, como te trata – me dice molesto – le gustas, yo lo note y eso despertó por primera vez mis los celos. – acerándose a mí – y tú eres mía – me besa apasionadamente. Le quito el abrigo rápidamente y él me sube la falda y rompe mis bragas, me sienta en el borde superior del sofá, sin dejar de besarnos desabrocho su cinturón y pantalón. -