Mantengo mi mejor cara frente a todos, aunque solo quiera salir corriendo de este maldito lugar. Pero, sé que al hacerlo le esté dando el gusto a Karla. Me acerco a la barra improvisada a un lado del salón y pido un poco de agua con gas. Sorbo de mi copa de agua. ― ¿Pensaste que habías ganado? Karla. No respondo mucho menos, le dedico una mirada. Chasquea los labios. ―Dime, ¿ahora qué harás? ―¿Sobre, qué? La miro con la cabeza ladeada. Ella me fulmina con la mirada. Lo que me confirma que estaba en lo cierto, ella esperaba que armara un escándalo y quedar como la esposa engañada. ―Sobre el hijo que espero de tu marido ―lo dice en voz alta y soy consciente que varias miradas se posan sobre nosotros. Me enderezo con una calma que estoy lejos de sentir. ―Ese no es asunto mío. E