Estoy acostada mirando el techo mientras Damián a mi lado duerme plácidamente. Él estaba algo sorprendido de que nos quedáramos en casa de los abuelos. Tuve que decirle lo mismo que a mi padre. Dante estaba de viaje y no quería quedarme en el ático. Él no estaba muy convencido. En cambio, Damián se quedó tranquilo con mi respuesta. Bendita inocencia. Mi móvil vibra y alargo la mano. Dante. No respondo. Segundo después llega un mensaje. “¿Quieres que mande por ustedes?” Miro a Damián antes de responder. “No hace falta. De hecho, nos quedaremos a pasar la noche” La respuesta no tarda en llegar. “Jenna, regresa a casa” Los ojos se me empañan de lágrimas al leer el mensaje. Decido ser franca. “Para ser sincera, no me siento segura con tu madre en el ático.” Entre su llamada