Los jadeos provenientes de aquella habitación se detuvieron porque un teléfono no dejaba de sonar, Franki se levantó de mala gana, y tomó el aparato entre sus grandes manos, respiró hondo y respondió. —Diga. —Querido, ¿Dónde estas?, te estamos esperando, ¿Vas a venir?. Franki miró a la bonita mujer que estaba en su cama y quedó en un dilema. —Me surgió algo, pero si, estaré ahí en un rato más. —Muy bien, entonces te esperaremos. Alex se incorporó de la cama y miró a Franki. —¿Qué ocurre?. —Es mi madre, quería saber dónde estaba y por qué no había llegado, Alex ven conmigo, prometo comportarme. —Franki… —Te presentaré como una amiga y es todo, no enredaré las cosas, quiero que conozcas a mi familia. Alex solo asintió, se metió a la ducha junto con Franki y tuvieron otro encuentr