El corazón de William latió muy rápidamente, sobre su rostro había tres líneas de sangre, una en diagonal que iba desde su frente hacia su mejilla, otra horizontal bajo sus ojos y una tercera sobre su barbilla y labios, su pecho subía y bajaba, y sus ojos permanecieron abiertos, su estado emocional era tal, que cuando sir Magnus le ofreció un pañuelo para limpiarse, él respondió levantando la espada. – Ten cuidado, te lastimarás con eso. William se dio cuenta de lo que había hecho y se disculpó, la sangre sobre su rostro no era suya, pertenecía a alguno de los cuarenta guardias, trabajadores o empleados de la licorería Cavier, y el motivo por el cual tenía esa sangre, era porque todos estaban muertos. Tobías vomitó. Sir Lassage, padre de William volvió con una jaula dentro de la cual s