Las carretas llegaron a la antigua mansión de la familia Merin, mucho del equipaje se perdió cuando escaparon de los Harrison y la nueva mansión tenía habitaciones selladas y muebles cubiertos con sábanas. – Tengan mucho cuidado – les dijo Arnold – mi abuelo dijo que mi tío abandonó la mansión por una infestación de ratas, ténganlo presente. – Idiota, debiste decir eso antes – lo regañó Jenifer. Arnold se encogió de hombros. Afuera Marcus miró los cargamentos y encontró una que despedía un aroma extraño – ¿de dónde sacaron esto? – Inventario extra, fue lo más barato. Hacían lo que podían con su presupuesto, Marcus estuvo de acuerdo y devolvió el jabón. La habitación que solía ser el estudio tenía una gran ventana con un vidrio roto, Agnes tomó una escoba para limpiar los escombros y