Celestina se preocupó al ver que Nicolás no volvía y respiró aliviada al verlo en uno de los sillones de la sala, aunque casi habría jurado que ese sillón estaba vacío – alteza, le traeré la comida.
– No hace falta.
Celestina se lamentó – alteza, sobre los rumores, nadie en la mansión los cree, todos sabemos que usted no sería capaz.
– Gracias por eso, pero diles que no hagan cosas innecesarias, no necesito que me defiendan en la calle, podría no llegar a tiempo si cambian los vegetales por armas.
Celestina se sorprendió, Nicolás casi no salía de la mansión por lo que era increíble que supiera de las acciones de sus empleados – es la forma en que demuestran lo mucho que lo aman, les diré que se detengan.
– Alteza, llegó una notificación del castillo, el rey quiere verlo.
Nicolás asin
