Desde una de las esquinas del salón, Thomas, antiguo caballero al servicio del duque Simón Delattre que fue expulsado del castillo después de la coronación del rey Robert, se perdió entre los invitados y buscó entre los sirvientes a quien varios años atrás fuera un adolescente cargando libros, el traductor al servicio del rey Robert, Carlos Lacour. Robert se quitó de prisa el saco mientras caminaba por el pasillo y lo dejó en el camino, debajo llevaba un atuendo más sencillo, pero que no dejaba de ser demasiado vistoso, finalmente llegó a la biblioteca y tocaron tres veces. Carlos abrió la puerta – la vía está libre – les trajo la ropa que usaría durante su viaje – la mansión de la reina madre está rodeada, majestad, no podrá ir a verla. Robert se lamentó, pero no insistió y se apresuró