Eva se levantó temprano para realizar las compras, llevaba una lista, un lapicero y anotaba todos los precios. Nunca entendió a las personas que no llevaban la cuenta de lo que gastaban o que lo hacían en sus celulares, ella prefería tener un pedazo de papel a la mano e ir ejercitando sus matemáticas.
Su celular sonó.
– Corazón, llamaste en el momento perfecto, estoy en la sección de frutas y verduras, llevaré mangos para la casa, ¿se te antoja algo? – se movió rápidamente de la sección de carnecería, a la de verduras.
– Lo que elijas estará bien, mamá, me enviaste una invitación para una fiesta a fin de mes.
– Es por la presentación de tu primo, queremos mantener a la comunidad unida y me gustaría mucho que asistieras.
– No es otra de las reuniones a las que van tus amigas con sus hi
