Antonio Melosa, demonólogo de treinta y cinco años no perdió el tiempo, después de ordenarle a Percival que sacara el cuerpo de Lilith a través del espejo, liberó el espacio en la tienda, trazó un círculo con tiza blanca, colocó el libro en el centro y le ordenó a Percival que recostara a Lilith en un costado y se recostara en el otro. Los dos llevaban inconscientes unos ocho minutos. Durante ese tiempo Antonio miró el espejo. No había otra salida, el mago que abrió ese portal forzosamente saldría por el espejo y entonces, podría atraparlo. El portón de la tienda fue abierto provocando un ruido metálico, consiente de quiénes eran las personas que llegaban, Antonio no apartó la mirada del espejo. La profesora Brenda Santiago entró de prisa, miró la tienda y a su hija sobre el suelo – L