Vladimir no podía articular ni una sola palabra, solo se inmuta a ladear una sonrisa. La sirena de una patrulla hizo al joven cuñado de Karen frenar en seco y girar en sentido contrario, aceleró su auto y salió despavorido, Vladimir exhala de alivio, de inmediato se quita de encima a Karen y acomoda su cinturón de su pantalón antes de detenerse. Al estacionarse a un costado de la carretera, un oficial se acercó a ellos, los enfoca con una linterna a ambos, le pide la licencia y se la da. —¿Hacia a dónde van? —A la ciudad, la esposa de uno de mis socios esta de turista y la llevo a casa. La oficial alumbra el rostro de Karen, la observa dormir. Le entrega su documentación y se marcha. Al llegar a su departamento, no tuvo más opción que llevarla en sus brazos, abre la puerta principal, c