El responsable les ofreció una sonrisa de bienvenida antes de mostrarles el sofá para sentarse. Una de las chicas de la habitación se levantó y les ofreció té, mientras que la otra trajo a un registrador para que anotara sus nombres. -Buenas noches Sr. Baldwin, ¿en qué puedo ayudarlo hoy?- Preguntó el hombre de treinta y tantos años con cabello n***o, ojos color avellana y labios finos y rectos. Llevaba una camisa de diseñador y pantalón azul marino, se veía profesional y su ropa hablaba de calidad. Raymond suele acudir a ellos para personalizar su ropa, por lo que no es una sorpresa que lo conozcan -¿cómo va el negocio, Bob?- -Genial, nos acercamos a la temporada- Bob sonrió -así que, ¿qué quieres esta vez, lo de siempre?- -Queremos ropa de pareja- respondió Felicity. Bob la miró