Al día siguiente, Bella se despierta con el presentimiento de que el día no será fácil. Revisa su agenda, confirma la dirección del restaurante y repasa mentalmente algunos puntos importantes para su reunión. Se viste con elegancia sobria, elige tonos neutros, pero no apaga su esencia. A pesar de los nervios que se asoman sin pedir permiso, está lista. El restaurante es uno de los más reconocidos de la ciudad. Su arquitectura moderna y el ambiente refinado hacen que Bella sienta un leve cosquilleo de inseguridad al cruzar la puerta. Sin embargo, al ver a Olivia sentada junto a una mesa, junto al ventanal, todo cambia. —Me alegra mucho conocerte, Bella —dice Olivia al verla acercarse, con una sonrisa cálida y franca—. Me han hablado muy bien de tu trabajo. Gracias por reunirte conmigo. —

