La noche transcurre con normalidad durante las primeras horas. Risas, brindis y conversaciones cruzadas llenan el enorme salón decorado con luces cálidas y música suave de fondo. Isabella se mantiene en su lugar, sentada en una mesa junto a Megan y otros rostros desconocidos, disfrutando del menú y observando de tanto en tanto a su esposo, que se desplaza con soltura entre los invitados. Benedict parece estar en su elemento, vestido impecablemente con un traje n***o hecho a medida. Sonríe con moderación, asiente con la cabeza cuando es necesario y estrecha manos con una autoridad que no deja lugar a dudas de quién es el anfitrión y dueño del poder en esta sala. Pero Isabella nota algo: su postura es más rígida de lo usual, como si le molestara tener que seguir allí en medio de toda esa ge

