PUMMMMMM!!! Fue el único sonido que retumbó el miércoles siguiente en el edificio del Estudio, al volver de la presentación con un cliente importante. Había sido Lucas, que había abollado de un puntapié la puerta de su oficina, enfurecido consigo mismo por no haber podido convencer a la directiva de la empresa que quería remodelar aquella zona del puerto de Valencia. Esa semana se la había pasado estudiando hasta muy tarde y preparando esa presentación. Como siempre, pero con la motivación extra de hacerlo para olvidar, o más bien posponer su idea de dejar a Emma hasta que la modelo alemana llegara a la capital española. Sin embargo, y por mucho que la quería y la amaba, no se dio cuenta que parada junto a él y completamente seria, estaba Lara. Lo miraba fijamente, con ganas de abrazar