CUENTA REGRESIVA

766 Palabras

El crepúsculo descendía sobre el palacio de Ceviel con la solemnidad de un presagio. Las antorchas iluminaban los corredores, y el eco de los pasos de los guardias parecía marcar el pulso de un imperio que aguardaba algo… o a alguien. Habían pasado semanas desde la boda. Semanas desde que los dos imperios celebraron la unión que debía sellar la paz. Pero la paz no era más que un silencio contenido. Un silencio que pesaba en cada mirada, en cada palabra no dicha durante los interminables banquetes de la corte. Esa noche, en el gran salón del consejo, Felipe y Guillermo se encontraban frente a frente. La mesa entre ellos, cubierta de documentos, sellos y copas vacías, parecía una línea invisible que separaba dos mundos. Leander estaba de pie junto a su padre; Altea, junto al suyo. Ninguno

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