Erick comenzó su travesía en solitario, estaría dejando su pista de ciudad en ciudad hasta que su amigo lo contactara; ellos debían encontrarse en un pueblito perteneciente a Rumania, Becher tenía grandes aliados por esa zona quienes probablemente estuvieran dispuestos a apoyar la causa. Con los poderes vampíricos de Erick no le fue difícil pasar de ciudad en ciudad, era mucho más fácil que esperar sentado en un avión por horas como lo estuvo haciendo; felizmente su estrategia había cambiado, esto de pasearse por un lugar y otro le parecía mucho más relajante. También le permitía mantener la promesa de no ponerse en riesgo, promesa que le hizo a su novia de quien no sabía nada. Erick suspiró, le gustaba Viena, sus calles su gente, su café; sin embargo, extrañaba el castillo, el mundo m