[DIEGO] Debo admitir que estoy sorprendido de ver a Sam en el piso, tanto que cuando Valle me dijo su nombre ninguna imagen me vino a la mente hasta que la vi y la reconocí. Sam, con el cabello rubio recogido y con una sonrisa de oreja a oreja me observa sin decir palabra. —¿Qué pasa?— le digo mientras camino a la cocina a servirme un poco de café. —Nada, simplemente que te extrañé— me dice con una voz que parece un poco a ruego. — Sólo han pasado unos meses Sam, no es que hayan pasado años— contesto. — Bueno ¿cuánto tiempo debe pasar para extrañar a un amigo?—me pregunta. Me acerco a la cafetera y bajo dos tazas de los estantes que están arriba de mi— ¿Quieres café?— le ofrezco. — Me encanta la idea— contesta alegre. Mientras sirvo las dos tazas de café Sam estornuda de