—¿Y quién era el tipo del que habla Brandon?.
Clarisa miró a una de sus compañeras de la universidad. —No lo sé, no lo conozco— Respondió sin darle tanta importancia. No le sorprendía que el chisme ya se hubiera regado, todas buscaban la oportunidad de poder burlarse de ella.
Estaban tan atentos a lo que ella hacía, que era mejor no dar explicaciones al respecto, la verdad, era que, aunque Clarisa era una chica muy popular, no consideraba a ninguna de sus compañeras su amiga de verdad, todas ellas hablaban a sus espaldas y Clarisa lo sabía a la perfección.
Y en cuanto a los chicos, ninguno quería una amistad sincera con ella, todos buscaban una oportunidad para llevarla a la cama fuera como fuera, así que no salía con ellos de fiesta, ni se involucraba más de la cuenta, en el pasado se habían formado muchos chismes con chicos a los que ella ni siquiera conocía, así que ahora, era muy cuidadosa.
Clarisa había aprendido a lidiar con eso, así que, aunque estaba rodeada de gente, siempre se sintió, sola.
—Tienes una facilidad para conocer hombres—Se burló una de sus compañeras, ninguna de ellas toleraba que Clarisa fuera bonita e inteligente, la mayoría de los chicos quería una oportunidad con ella y eso ya era suficiente para que le cayera mal a todas. —A veces me gustaría ser bonita como tú, pero los hombres solo quieren una de ti, ¿No te sientes mal?.
Clarisa sonrió. —Para nada, yo sí tengo de donde escoger, yo sí me casaré con un hombre rico— dijo ella mientras se ponía de pie. —Me voy, esta clase es muy aburrida.
Salió del salón y respiró hondo, sin mortificarse mucho, fue a una máquina expendedora y sacó un sándwich y una botella de agua, se apresuró a ir a su auto y condujo hasta Hooudin, por alguna razón odiaba comer sola, así que frecuentaba lugares llenos de gente, donde se concentraba en las conversaciones ajenas de su alrededor.
Ella sabía que no estaba bien, pero tampoco iba a contárselo a nadie.
Era mucho mejor que escuchar palabras vacías que la gente le decía.
Había visto unas hermosas bancas la última vez que estuvo en Hooudin, donde la sombra de los árboles iban a protegerla y hacerle compañía, además en Hooudin siempre había gente yendo y viniendo, luciendo trajes y ropa muy formal.
Eso le hizo recordar al señor Kurt y su asombrosa forma de vestir.
Era un hombre que, sin duda, nunca tuvo una mancha en ese costoso traje, siempre oliendo tan bien, no podía burlarse de él.
Clarisa se sentó en una banca, subió ambos pies como si fuera hacer yoga y acomodó su cabello detrás de su oreja, se dispuso a comer con tranquilidad mientras veía a la gente pasar, sentía el viento fresco golpearla con gentileza y eso de algún modo la reconfortó.
Mientras tanto, Ashton iba llegando de una reunión, usualmente entraba por el estacionamiento, y subía por el elevador, pero esta vez decidió bajarse antes y pasar por un café, mientras que su asistente iba a dejar su auto, así que caminaba por la entrada principal de Hooudin, y mientras llegaba a la zona de bancas, su mirada fue en automático a esa pequeña silueta tan familiar y a ese hermoso cabello que resaltaría en cualquier lado, en especial en ese lugar, donde todos vestían de una forma recatada y gris.
Frunció el ceño y sonrió sin darse cuenta, una chica como ella, comiendo de esa forma, era asombroso y raro.
No pudo evitar caminar hasta ella, quien estaba sumergida en sus pensamientos, con la vista fija en un grupo de empleados, quienes fumaban y reían por algo.
—¿Estas acosando a mis empleados?.
Clarisa casi pegó un grito, se sujetó el pecho y miró a ese hombre quien tenía un rostro serio.
No lo vio venir, así que realmente la asustó.
—Solo estoy tomando mi almuerzo—Respondió ella después de calmarse.
Ashton miró el sándwich y la botella de agua y negó. —No puedes alimentarte con eso.
Clarisa lo miró con los ojos entrecerrados y sonrió. —Es para lo que me alcanza.
—¿Siempre eres tan mentirosa?.
Ella guardó silencio.
Ashton sin duda prefería verla defenderse que verla guardar silencio, lo hizo sentir incómodo, demasiado entrometido, Clarisa sonrió y limpió su boca con elegancia para después ponerse de pie, se acomodó la ropa y se enderezó, lo encaró sin dudar, mirándolo directo a los ojos.
—Invíteme a comer entonces, ya que le preocupa tanto mi dieta.
Ashton estaba fascinado con la seguridad que ella tenía para hablar. —¿De nuevo tratas de estafarme?.
—No más de lo que usted me acosa.
—Bien—Dijo Ashton, ella tenía razón, ¿Por qué había ido a molestarla?, la miró detenidamente y la escaneó con disimulo.
Ella usaba un pans, no sé veía mal, solo que en Hooudin todos usaban trajes formales, parecía que estaba perdida, ella en verdad se veía muy joven, en especial con ese rostro, no importaba lo que usara, ella se veía fresca y radiante.
Ashton pensó en cobrarse lo de la última vez, pero luego desistió, tal vez por hoy, era mejor dejarlo pasar.
—Ven.
Clarisa lo siguió, cruzaron la calle, había una cafetería y a lado había dos restaurantes, entraron a uno de ellos y Ashton fue recibido cordialmente, como si frecuentara ese lugar.
A Clarisa no le pareció extraño, estaba justo enfrente de su edificio, por supuesto que él venía a comer aquí, se sentaron en una mesa y ella no dudó en admirar todo, había muchas personas en trajes ejecutivos, se miró así misma y suspiró.
—¿No es el señor Kurt?.
—Si, ¿Pero quién es ella?, es muy bonita…
Los murmullos apenas se escuchaban, y Clarisa dejó de prestarles atención cuando se enfocó en él, él hermoso hombre que tenía frente a ella.
—Pide lo que gustes.
—Por supuesto que lo hare, el hombre rico paga—Dijo ella mientras miraba el menú.
Ashton sonrió, ella en verdad era llamativa, tenía un hermoso lunar apenas visible en un costado de su labio inferior, pestañas largas y ninguna imperfección, conocía mujeres bonitas, pero Clarisa, Clarisa tenía algo que en verdad atrapaba.
—Dices que no tienes dinero, pero ambos sabemos que si lo tienes—Dijo Ashton.
Clarisa le dio un vistazo rápido y volvió su vista al menú. —¿Sigue investigándome?, ¿Debería de empezar a asustarme?.
—Solo siento curiosidad.
—Yo también siento curiosidad, ¿Qué edad tiene usted?, ¿Debería de tratarlo de usted?—Preguntó ella cerrando el menú y mirándolo fijamente.
—No me avergüenza mi edad, pero veo irrelevante decírtelo, háblame de usted o de tú, ambos sabemos qué harás lo que te plazca.
Clarisa enarcó una ceja. —¿Me juzga tan pronto?.
—¿Están listos para ordenar?.
La chica asintió con emoción y ordenó un filete bañado en salsa y algunos vegetales, mientras que Ashton pidió lo mismo, al parecer tenían cosas en común.
Y cuando de nuevo quedaron solos, Clarisa continuó.
—¿Puedo saber porque un hombre de su edad sigue soltero?.
—Entonces si sabes mi edad—Dedujo Ashton.
—Si.
—¿En serio quieres hablar de cosas personales?—Preguntó él para después beber un poco de agua, se sentía cómodo estando con ella, no le importaría contarle un par de cosas.
—No creo que podamos hablar de trabajo, aun no, hoy es mi primer día, ¿No se enteró?.
Ashton sonrió y relajó los hombros. —Las mujeres no entienden que soy un hombre dedicado al trabajo, amo lo que hago, lo pondré primero siempre, es lo único que tengo seguro, porque yo estoy al mando.
—Hum, entiendo, le han roto mucho el corazón, ¿No es así?.
—No, en realidad no—. Ashton puso ambos brazos sobre la mesa y se inclinó un poco hacia adelante. —¿Qué hay de ti?, eres joven, bonita, ¿Y no tienes novio?, eso sí que es raro, ¿Eres tan exigente?.
—No tanto en realidad, los chicos de mi edad me parecen demasiado idiotas, eso no significa que me gustan los hombres mayores, algunos mayores también son idiotas, quiero un hombre responsable, fiel y que me ame en serio, sé que está por ahí en algún lugar, el destino va a unirnos, lo sé.
—¿Cómo podrías saberlo?.
Clarisa se acercó a él y susurró. —Leí mi futuro.
Ashton se enderezó de nuevo y negó. —Nadie puede saber su futuro.
—¿Eso cree?.
—Eres bruja ¿O algo así?.
Clarisa sonrió y negó. —No, solo sé leer las cartas, aunque…no sé si me gusta del todo mi futuro.
—¿Y eso por qué?.
—Moriré joven.
Ashton sonrió e hizo una mueca. —Nadie puede saber su futuro así como así, no deberías de creerlo, creí que eras más lista.
Ella ignoró eso último. —Pero si lo pienso detenidamente, me gusta saberlo, saber que tal vez hoy es mi último día, porque así, puedo vivirlo como quiero, sin que me importe lo que digan, desde que lo supe, dejé de ser como los demás querían, teñí mi cabello del color que yo quería, y como lo que se me antoje, sin preocuparme si me veo delgada o no.
—¿Y si no es verdad?, ¿Y si no mueres joven?, solo vivirás con sobre peso y con hipertensión.
—No crea que soy tan desordenada, solo digo, que está bien hacer lo que uno quiera, siempre y cuando sea con moderación, como sea, mis cartas dicen que si conoceré el amor.
Ashton no podía creerlo, pero le parecía interesante y de pronto, Clarisa solo empezó a hablar y hablar, mientras que él le prestaba toda su atención, le resultaba realmente encantadora, lo que decía no tenía mucho sentido, pero aun así, era demasiado interesante, tanto, que no se dio cuenta de lo rápido que pasó la hora, hasta que su teléfono empezó a sonar.