Demain Heller Respiro profundo como el doctor lo pide. — ¿Usted vio a la mujer de cabello castaño y ojos mieles? — pregunto incredulo. — A la señorita Zae, si, la vi, ha estado con usted desde hace dos días, no se mueve de aquí — responde — ¿Le molesta? Puedo hacer que la hagan retirarse... — ¡No! Ella es mi destinada — aclaro — no le diga nada que la pueda molestar, dejela estar acá cuánto tiempo ella lo prefiera, realmente deseo que entre primero después de que termine con esto. — Como usted lo ordene Alfa. El termina de hacer lo suyo y se retira, espero ansioso en ver a Zae, una parte de mi sigue creyendo que solo fue una alucinacion mía pero cuando la veo ingresar de nuevo se que no. Ella me sonríe como todo un ángel, llega a mí tomándome del rostro con mucha delicadeza y cuidad