No lo era. O sí… pero solo cuando quería llevarme al extremo para reflexionar, como ese día. Alejandro tenía el poder de hacer eso conmigo… era como la voz de mi conciencia y absolutamente cada vez que parecía que yo estaba demasiado concentrado en ver solamente la cadena que me ataba a Eva, él estaba allí para sacudirla con todas sus fuerzas y dejarme cerca las herramientas para romperlas. Herramientas que por cierto, solía tomar en mis manos, pero para devolverlas luego a su lugar, por no ser capaz de darme cuenta que estaba dejándome la vida esperando por un amor que nunca iba a estar junto a mi realmente… por un amor que siempre iba a ser clandestino. Y claro está, no es que me interesara gritarlo a los cuatro vientos, ni andar ventilando mis intimidades en r************* , pero sí qu