No era cierto, pero casi.
En ese mismo momento me estaba subiendo al coche para ir a Puerta de Atocha a tomarme el siguiente tren a Cádiz.
Por un momento pensé ir en el coche, pero temía dormirme por todo el alcohol que había ingerido esa noche, mientras pensaba qué hacer con mi vida y con mi matrimonio.
Pero ya estaba decidido. Ese mensaje sería el punto final a mi amor clandestino con Eva. Y es que sentía que ya no valía la pena… la lejanía de Malena era el golpe que había necesitado para darme cuenta que desde hacía mucho tiempo, aquello era solo clandestino, pues amor de mi parte ya no había.
Ya no me importaba si lo que estaba haciendo le iba a doler, si no podía o no quería dejar a su marido, si era más feliz cuando estaba conmigo… ya solo me importaba que de lo único que tenía g
