Al día siguiente: 30 de diciembre Aeropuerto internacional de Miami, mucha gente, y mis nervios a flor de piel. Supongo que él es quien está nervioso ahora. Caminamos con nuestras maletas entre la gente y es el ver a mis padres a lo lejos lo que me hace sonreír y sentir que mi corazón se saldrá de mi pecho. —Allí están.— Le digo a él y me sonríe. —No les hagamos esperar.— Comenta y rápidamente caminamos hacia ellos. Mi madre es la primera en abrazarme —¡Mi niña, como te he extrañado!— Habla y apenas puedo respirar de lo tan fuerte que me abraza. —Yo a ti madre, pero no me aprietes tanto que me ahogo. — Consigo decir y me suelta. –Pa, a ti también te he extrañado.— Le digo mirándolo y sonríe. —Y yo a ti hija...— Admite y tal como lo ha hecho mi madre, él me abraza fuerte, pero no le de