Cierro la portátil y muevo mi cuello para aliviar la tensión por estar tanto tiempo frente a la misma. Miro la hora y me doy cuenta que no he visto a Dylan ni Marcella en mucho rato. Ese par juntos y solos son peligrosos. Me levanto y salgo de la biblioteca para encontrar silencio. Camino por la casa, llego a la cocina donde Nadia me da una sonrisa nerviosa —¿Dónde están mis hijos? —Marcella quería ir al patio de juegos a pasear en los columpios un rato. El patio de juegos era la antigua cancha de tenis que Demetrious tenía cuándo recién llegue aquí. El la renovó para hacer un patio de juego para Dylan y posterior para Luca. Marcella era ahora la que disfrutaba de ese espacio. —Tranquila. Están con Eva —dice—El almuerzo estará dentro de poco— anuncia. Asiento. Camino por la