Antes de que Abigail pudiera procesar a la perfección todo lo que iba a suceder ese día, la chica se puso en pie, se bañó, se vistió con la ropa que había preparado del día anterior y tomo su bolso, en el que estaban las pertenencias que iba a llevar consigo en su pequeña aventura con Gabriel. La chica salió de su habitación, cerro tras de sí y le dio un último vistazo a la casa, sabía que no iba a extrañar aquellos pasillos, pero aun asi la sensación en su pecho no dejaba de ser agridulce, la chica soltó un respiro fuerte y fue a la entrada de la casa, en donde ya la esperaba Roy, como siempre. –Roy – dijo ella a modo de saludo, dedicándola una sonrisa enorme y sincera al mastodonte al que, por desgracia ya se había acostumbrado. –Señorita Page – Roy le abrió la puerta del auto y el