Habían pasado ya veinticinco años desde que la madre de Dominic había muerto y esa noche en particular era el aniversario de su fallecimiento, así que como solía hacer por costumbre, Dominic se vistió con un atuendo lúgubre y salió de su casa.
Esa noche no necesitaría guardaespaldas, no quería que nadie pudiera verlo en ese testan tan vulnerable en el que se encontraba, ese momento le pertenecía únicamente a él y no deseaba que nadie fuera testigo de eso.
El hombre condujo a través de las calles de Greench y puso en los altavoces del automóvil a Ella Fitzgerald, la cantante favorita de su madre, Genevine, Dominic la recordó mientras condujo, pensó en ella y se lamentó de no tener los recuerdos suficientes como para abastecerse durante todo el trayecto, en su memoria solo había pequeños
