—¿Estás embarazada? –cuestiona mi hermano quien ha perdido el color.
—¡No! Ayra lo está, o eso creo.
—Oh carajo Dhara, me espanté. Vamos a investigar.
Neil entra a casa junto con Ayra y antes de que pueda entrar yo la voz de Levai me detiene.
—¿Estás bien?
—Sí, ¿y tú?
—Algo golpeado pero supongo que viviré.
—¿No tienes el poder de curarte a ti mismo?
—No, no fui afortunado con ese poder. Pero no te preocupes, estaré bien.
—Evan puede ayudarte, es un brujo sanador.
—¿Puedo ser honesto contigo Dharani?
—Por favor, Levai.
—Evan...
—Su majestad, se aproxima alguien.
—¡Neil, cuida a Ayra!
—Sí hermana.
Levai, Evan y yo nos ponemos alerta, bajo la guardia cuando miro a los elementos venir hacia acá y no solo ellos, sino que mucha gente viene a su lado.
—Majestad.
