De aquel probador salió una mujer avergonzado y un hombre orgulloso, la cara de Rose estaba enrojecida, en especial porque la dependienta tenía una sonrisa de diversión. Se encogió en hombros y se aclaró la garganta. —Aquí tiene las zapatillas, le traje tres opciones, estos son unos… —Mídete estos— interrumpió Diego mientras tomaba unos tacones Louis Vuitton. Rose los tomó y se los probó, le quedaban a la perfección, y eran muy bonitos. —Son lindos. —Verdad que si, se ven divinos— dijo la dependienta. —Bien, esos serán. La chica creyó que eso iba a ser todo, pero no, la dependienta la llevó hasta otra sala, ahí le arreglaron el cabello y la maquillaron, era un poco exagerado para Rose, pero no para Diego, quien deambulaba por la tienda mirando los nuevos diseños de joyas, él busca

