Cuando Ian me dijo que iríamos a un laboratorio pensé que estaría en el centro. Pero no, hemos hecho un viaje corto de un par de horas hasta Vancouver.
Estábamos por salir de casa, pero me hizo regresar por mi pasaporte.
Luego de un chequeo rápido en la frontera terrestre dejamos Seattle y debo admitir que se siente bien salir un poco para variar.
Samuel nos conduce sin problema, lo que me dice que esto es un viaje de rutina para este.
— ¿Es tu primera vez aquí?
Asiento con entusiasmo.
—Sí, nunca he tenido excusa para cruzar a este lado.
Asiente.
—Yo tengo que reunirme con el director del laboratorio, pero puedo pedir que te hagan un recorrido si tienes curiosidad.
Bufo.
— ¿Tú qué crees? Dije que quería ver la verdadera magia —cuchicheo.
Tuerce el gesto y en sus labios baila una
