Soy consciente de las manos que me acarician, las conozco también. Me han despertado el último mes de la misma forma, bueno, eso cuando nuestros horarios nos permiten despertar juntos. Sus dedos entre mis piernas me hacen arquear y jadear de placer. El hombre sabe cómo mantenerme excitada y con los sentidos despiertos. Patrick sabe cómo hacer mi sangre hervir. —Sé que estas despiertas —escucho que dice y abro los ojos con una sonrisa perezosa, pero con el corazón acelerado. Sus dedos se mueven en mi interior nublando cualquier pensamiento y mi cuerpo convulsiona. Pero él no tiene piedad y antes de bajar de la nube de placer en la que estoy se entierra en mi interior de un empujón. Se mueve lentamente y tira de mí montándolo al tiempo que sus manos me sujetan del trasero y me recorr