—Vamos, tienes que venir —escucho a mi hermana decir por quinta vez —, siempre nos reunimos. —Lo siento, pero no puedo —murmuro al tiempo que ordeno un poco mi escritorio en el hospital. —Es por Terrence, ¿no? Hago una mueca al escucharla. —Supongo que ya le contó a Ian sobre eso, ¿cierto? —Mi tono es seco y obvio, la punzada en mi pecho aparece. Suspira y dice cosas que no entiendo entre dientes. —Sí, algo del asunto sé, pero me gustaría que hablaras conmigo. —Creo que es mejor dejar las cosas así —miro la pantalla de mi portátil sin verla realmente. —No entiendo, en el viaje se veían tan… cómodos el uno con el otro y es evidente que le gustas —resopla— voy a hacer su estadía miserable cuando venga a casa. Niego bajo su seria mirada. —Yo fui la que dio un paso atrás —confieso, —