El lugar que escogió Ian para el almuerzo ha sido el Six Seven. Hemos escogido una mesa en la terraza desde donde podemos contemplar Puget Sound y el Olympic Mountains. De entrada, he escogido unos tacos picantes de atún mientras Ian se decide por la escalada mediterránea. Como plato principal ambos preferimos el solomillo trufado, a la plancha, acompañado de patatas crujientes, queso azul y rúcula. —¿Quieres compartir tu Pannacotta conmigo? Veo la diversión bailando en sus ojos. Evito resoplar; en cambio, pongo los ojos en blanco. El camarero espera pacientemente y no tiene ni idea de que Ian no habla precisamente del postre. — ¿De verdad? Compartí mi brownie y ahora quieres que comparta mi Pannacotta. Mi tono es sugerente y él lo nota. —Bueno, lo bueno siempre hay que compartirlo