Luego de nuestra mañana en la fundación, Patrick cumple su promesa de pasar el día juntos. Tengo que admitir que se siente bien relajarse después de mucho; sin embargo, no dejo de pensar en las palabras de este. Una parte de mí me dice que no pierdo nada con intentarlo. Respiro profundo mientras tomamos una copa en la terraza de un bar. —Un dólar por tus pensamientos. —Te quedarías sin blanca, amigo—. Replico sonriendo. —Bien, entonces tal vez puedo adivinar. Ladea la cabeza y me estudia. —Estás decidiendo se valgo la pena el riesgo o no. Touche. —Puede ser —me rio entre dientes delatándome. —Eres como un libro abierto, Luisa. Le doy un sorbo a mi copa de vino antes de responder. —Sabes, eso es lo que más me desconcierta, tu capacidad de leerme —confieso con sinceridad, —siempr