Tengo los ojos cerrados y disfruto un poco de la paz que me produce estar acostada en la sala de cine en casa de Ian. Ian no está y por lo que me dijo Gloria, Samuel tiene orden de recogerlo al finalizar la tarde como ya es costumbre. Lo pensé mucho antes de decidir ver algo. No recuerdo cuando fue la última vez que hice algo tan sencillo como eso. «Es la primera vez en no sé… toda mi vida.» Pero, por más que intento ver algo, mis ojos se cierran a causa del día que he tenido. Un momento estoy viendo la pantalla y al siguiente siento que me remueven ligeramente del hombro. — ¿Qué…? Parpadeo y me encuentro a Ian inclinado sobre mí. — ¿Estás bien? —tiene el ceño fruncido. Me remuevo en el gran sofá modular y asiento. —Sí, ¿por qué? —Hoy es la subasta a la que debemos asistir. Mal