Luego de la cena que debo admitir fue agradable, les dejé a solas y me vine a la sala de televisión. Hace unos minutos fui a la cocina y el silencio es casi perturbador. Lo que me indica que están en la sala de juegos. Estoy viendo un poco de Grey's Anatomy cuando la puerta de la sala se abre. Levanto la cabeza del sofá y me encuentro a Fernando. — ¿Sí? —Dime chica, ¿sabes jugar al billar? — ¿Qué? —Sí, necesitamos un cuarto jugador y ese par me han dejado a mi suerte. Me rio porque se le ve algo perjudicado. — ¿Cómo te han dejado a tu suerte si no hay más nadie abajo que ustedes tres? Lo piensa un momento antes de encogerse de hombros. Lanzo una carcajada. —Bien, ¿sabes o no jugar? —Sí, para suerte tuya sé jugar. —Perfecto, entonces vamos a patear un par de traseros. Titubeo