María
Llego corriendo a la editorial, y por suerte mi jefa aún no ha llegado, ordeno mis cosas en el escritorio y comienzo con mis pendientes, 5 minutos después llega mi martirio y me atiborra de más trabajo.
Es más de medio día y muero de hambre, estoy a punto de levantar mis cosas para ir a comer con Carly pero lo miro salir del elevador, es él, el hombre con el que choque en la mañana, me mira y sonríe, lo miro embobada, ¿qué hace aquí?, tal vez viene a seguir peleando.
— Buenos días – dice parado frente a mí, tengo la mandíbula en el piso, la verdad en la mañana no lo vi muy bien porque estaba enojada, pero ahora que lo miro con determinación, puedo decir sin dudar que es hermoso, su bello rostro combina perfecto con su firme y marcado cuerpo, el saco oscuro y la camisa blanca que tiene puesto lo hace ver elegante y sofisticado, claro, su cautivadora sonrisa se lleva toda mi atención.
— ¿Qué haces aquí? – pregunto irritada, tal vez me siguió, y es un loco maniático
— Max – dice mi jefa acercándose a nosotros, él sonríe para ella y mi jefa le da un apasionado beso en la mejilla, yo obviamente estoy boquiabierta, diablos, esto no está bien
— María, él es Maximiliano Fuentes Balvanera, el nuevo dueño de la editorial, necesito que prepares el reporte para mostrárselo – dice mi jefa, estoy atónita, es el nuevo dueño y yo le dije idiota, es mi perdición
— Sí, sí, claro –digo tartamudeando mientras él sonríe divertido por mi colapso nervioso.
— Vamos – dice mi jefa adelantándose a su oficina, él me mira fijamente mientras estoy apunto del desmayo
— Con permiso – susurra cerca de mí y se aleja, siento que me falta el aire, soy una tremenda idiota.
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— Entonces, te peleaste con Betty – dice Carly mientras comemos en un pequeño restaurante
— Si – contesto sin poner mucha atención, aun no me puedo sacar de la cabeza que ese sexy y apuesto hombre es el dueño de la editorial, yo me lo imaginaba panzón y viejo, pero es todo lo contrario, tiene un cuerpo de modelo, unos brillantes ojos grises y esa cautivadora sonrisa en sus labios.
— No le hagas caso, ya sabes cómo es, seguramente no la dejaron satisfecha y por eso andaba de mal humor, ya se le pasara – dice Carly mientras come su hamburguesa
— ¿Qué te pasa?, no me digas que te afectó tanto el berrinche de Betty – pregunta Carly mirando mi falta de atención
— No solo, Carly creo que me van a correr – digo preocupada
— ¿Qué?, ¿porque?, no me digas que mandaste por un tubo a la pesada de tu jefa – dice Carly, y niego con la cabeza
— No, ganas no me faltan, pero no es eso, en la mañana me tropecé con un tipo, el cual por cierto está buenísimo, tiene unos brillantes ojos grises y un cuerpazo, como sea, le dije idiota y resulta ser el nuevo dueño de la editorial – digo perturbada, Carly me mira divertida
— Sí que estás loca – dice Carly sonriendo, me van a correr, terminare de indigente por las calles
He regresado a la editorial, espero que el Sr. sexy no le haya contado a mi jefa que lo llame idiota, me siento en mi escritorio y me concentro en el reporte que debo entregar, escucho como se abre la puerta de la oficina de mi jefa y lo veo salir, de verdad que cada vez que lo miro se me hace más atractivo.
— Entonces nos vemos mañana para presentarte el reporte – dice mi jefa, él asiente y sonríe
— Está bien, hasta mañana – contesta el Sr. sexy, mi irritante jefa entra a su oficina y él clava su mirada en mí, mi corazón se acelera, mañana vendrá, lo podré volver a ver, ¿qué diablos estoy diciendo?, si me despide, mañana no vendré.
— Hola María – dice él mirándome fijamente, se acuerda de mi nombre, me levanto sonrojada, ni siquiera puedo mirarlo, ¿debería empezar a rogarle que no me corra a patadas, o espero que empiece a insultarme?, diablos, esto es estresante
— Sr. Fuentes, siento mucho lo que pasó esta mañana – digo apenada, él me mira fijamente y yo estoy empezando a transpirar
— ¿Sientes haberme llamado idiota, cuando fuiste tú la que tropezaste conmigo? – dice con seriedad, debo estar de mil colores, tengo que buscar alguna explicación para decirle a mi sacrosanta madre porque me han corrido del trabajo, decirle que llame idiota al dueño, sería catastrófico
— Si por eso, de todas maneras mañana presento mi renuncia, no es necesario que me corra – digo y comienzo a recoger mis cosas, seré una solterona quedada pero jamás me humillare ante un arrogante y sexy hombre, él me mira y sonríe seductoramente, haciendo que mis piernas no me respondan
— No voy a despedirte, será nuestro secreto – dice divertido, lo miro aturdida, ¿está hablando enserio?, ¿no me va a correr?, ¿tendremos un secreto?, él se ha dado cuenta que tengo la boca abierta y se ríe a sus anchas de mi
— Nos vemos mañana – dice y se adelanta al elevador, entra y me mira fijamente, mientras me pierdo en el verdor de sus destellantes ojos
— Hasta mañana – digo sin aliento y las puertas de elevador se cierran privándome de su hermosa presencia.
He pasado la noche entera pensando en él, la verdad estaba segura que me iba a correr a patadas por llamarlo idiota, pero no lo hizo, solo sonreía para mí, se veía muy apuesto con esa cautivadora sonrisa en sus labios, diablos, debo dejar de pensar en ese hombre, seguro es casado y con 4 hijos, aunque no vi ninguna argolla de matrimonio, basta María, deja de pensar en el sexy dueño de la editorial>>
El día llega, le he llamado a Betty más de 20 veces, al parecer está más que enojada y no piensa contestarme, llego a la editorial a buena hora y sin correr por las calles, ya quede ciscada, he prometido, no volveré a insultar a la gente a diestra y siniestra.
Me siento en mi escritorio y mi enfadosa jefa llega, me llama a su oficina, entro y la miro sentada con las piernas cruzadas tras su elegante y fino escritorio.
— María necesito el reporte que le vamos a presentar a Max – dice mi jefa, asiento y se lo entrego, ella lo ojea y sonríe
— Muy bien, prepárate para la junta – dice y la miro atónita
— ¿Qué?, ¿Cuál junta? –digo perpleja, ella me mira sobre sus enormes y postizas pestañas
— La junta con Max, tu hiciste el reporte y se lo vas explicar mejor que yo – dice ella y yo estoy inmóvil, si con solo una sonrisa me deja perturbada, no creo soportar tenerlo tan cerca y no desmayarme
— ¿María estas bien? – pregunta mi jefa mirando mi palidez
— Si, con permiso – digo y salgo rápidamente de su oficina, para tirarme en la silla de mi escritorio, diablos, estoy pérdida una vez más.
Estamos en la sala de juntas, él aun no llega y yo ya estoy hecha un manojo de nervios, ¿porque me pongo así?, se perfectamente lo que tengo que decir, yo hice el maldito reporte, de pronto lo miro parado en la puerta de la sala de juntas, mi corazón palpita con fuerza, tiene puesto un traje gris que enmarca su tonificado y firme cuerpo, mi jefa se acerca a saludarlo y lo hace pasar, él se sienta sin quitar su fija y destellante mirada de mí, yo solo quiero salir corriendo de aquí.
— María, estamos listos – dice mi jefa sacándome de mi trance, él sonríe haciéndome perder la razón.
Le he explicado detalladamente el contenido del reporte de la editorial, el proceso de representaciones y distribuciones, las ventas y el manejo de los tomos, todo lo relacionado con su ahora empresa, él me escuchaba atento y algunas veces me miraba con demasiada intensidad, no sé porque me pongo tan nerviosa cada vez que estoy cerca de él, no es solo el miedo de ser despedida por llamarlo idiota, es él, su presencia, su penetrante mirada y su cautivadora sonrisa, él sin duda seria, mi perfecto príncipe azul.
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