Max y yo estamos en la recamara, después de saber que la cabeza hueca y el macho alfa se quedaran el fin de semana, creo que necesitare terapia de por vida, Max se acerca y se coloca sobre mi — ¿En qué piensas? – pregunta y me da un suave beso en los labios — En nada, solo que, detesto a tu hermano –digo y él sonríe — Ya somos 2 – dice divertido, sonrío y me besa con pasión, lo acerco más a mi cuerpo y me hundo en su calor, lo amo tanto, y deseo con toda el alma que él me ame también. Seguimos llenándonos de besos y caricias, Max sonríe mientras me besa y yo igual, este juego de caricias y húmedos besos es muy excitante, de pronto tocan la puerta y Max me mira irritado — Es la tercera vez que nos interrumpen – dice con fastidio, sonrío al ver su cara de enfado — Tal vez es una señal