Logan Había preparado todo, pasé horas cocinando y buscando cada cosa que podría gustarle. Incluso compre unas rosas rojas, verdaderamente preciosas como ella. También, a pesar de la gran duda, había traído un par de velas. Mi intención era armar un espacio romántico, ella lo merecía, solo esperaba que no lo tomara a mal. Mantenerla lejos de la cocina fue mi verdadero reto, quería entrar y mirar o probar algo. Había algunos momentos en los cuales me preguntaba ¿Cómo podía tener tanto apetito? Al principio, creí que era la ansiedad, por la situación en que estábamos, pero luego de sus alucinaciones comprobé que siempre era así. -Ya puedes venir Sophie.- mientras encendía la última vela, la vi entrar. -Por fin, moría de hambre, no puedes torturarme así.- entonces levanto la mirada